Según la historia ocasionalmente aparecía flotando sobre un árbol de guayaba la santa imagen de San Antonio de Padua. El pueblo entendió que era indicio positivo, que allí se fabricase la Iglesia Católica,  primeramente,  se erigió una ermita.

Para el año 1824,  el templo estaba en tan ruinosa condición  que los orificios religiosos se celebraban en una ermita de madera y paja.  Con el dinero del Municipio, en el año 1827, se comenzó la construcción de la iglesia que tardó 40 años y finalizó en el año 1867.  El ingeniero jefe del proyecto lo fue Don Evaristo Chaunuede.

Las campanas fueron fundidas en Alemania en el año 1835, y están compuestas de una aleación de bronce y oro. Las mismas fueron donadas por Doña Catalina Algarín, quien dio instrucciones para  que en ellas se grabaran los nombres de sus hijas: Teodosia, Laureana y Estefanía.

El reloj, hecho en Suiza, es obra de uno de los más grandes artífices de aquella época.  A la derecha de éste  existe otro reloj  pintado, marcando las 11:30,  hora exacta en que por la mañana, fue bautizada esta señorial casa de Dios.  El pararrayos  fue instalado en el año 1881.  Esta es la única iglesia en Puerto Rico  con estilo neo románico, identificada por sus dos torres chatas.

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